6.5.12

Nunca guardes rencor.

Estuve a punto de quererte hasta la eternidad, estuve a punto de hacerme daño a mi misma, estuve a punto de depender de ti y de tu sonrisa, estuve casi a punto de pensar en tu felicidad antes que en la mía. Es cierto que vivimos nuestra historia intensamente, te convertiste en mi rutina en poco tiempo y será esa la razón por la que me costará hacerme a la idea de que no estás, que ya te has ido y nunca volverás. Nos metimos una buena hostia, de las que dejan secuelas y quizá algunas heridas sigan abiertas todavía, pero no me importa, ¿sabes? Esta relación me ha enseñado a pensar en mi, a ser un poco más egocéntrica que nunca viene mal. Dejaré de confiar tanto en la gente y no me creeré ciertas palabras sin que vengan con hechos. Gracias, porque me has hecho daño, porque me has sacado lágrimas, pero las veces que me hiciste reír y soñar no las olvido.