13.9.12

Me quiero, te quiero, os quiero. Quereros.

Hola, voy a intentar no ser muy extensa, por si resulto pesada. 
Nunca he buscado la perfección, porque jamás llegaría a alcanzarla. No trato de gustarle a todo el mundo, no es mi misión en esta vida. Mi misión en esta vida no es otra que sacar sonrisas. Y si esa no es mi misión podría decir que es mi hobby. Esa sensación al oír de banda sonora de mi día a día carcajadas de la gente, me hace sentirme tan bien conmigo misma, me siento realizada. Porque sí, porque prefiero la felicidad de los de mi alrededor que la mía, porque cuando haces sonreír a tu madre, ¿no te sientes como si pudieras sujetar el mundo con un dedo de la mano? Yo sí. 
Me contento con alegrar el día a una persona que me importa, porque a la misma vez, me lo alegro a mí.
Puede que mi exterior no sea de lo más bello; quizá no tenga una mirada espectacular, ni un rostro bonito y ni mucho menos un cuerpo envidiable... Pero, ¿por qué se necesita todo eso para encajar? ¿Por qué tan solo recibo malas caras? ¿Por qué no se paran a conocerme?  Y es que, no pienso poner buena cara a aquellos que solo trataron de hundirme. Y admito y admitiré siempre que no desprendo una simpatía derrochadora, pero, ¿sabéis? A base de tantos palos que la vida me ha dado, solo me han servido para hacerme una coraza, que con el paso del tiempo se ha vuelto de hierro blindado. 
¿Pensáis que no me he planteado cambiar? ¿Qué no lo he intentado? Pero paré a tiempo. Sí, paré. Me di cuenta de que no soy yo quien tiene que cambiar, si no todos aquellos que machacan continuamente a personas como yo, a personas de carne y hueso, reales, con defectos. Pero también tenemos virtudes, y una gran virtud es que sabemos que tenemos defectos y además los aceptamos con orgullo, no como aquellos que tienen complejo de Dios. Pero te digo una cosa don/doña perfecto/a, el único Dios del que hablan, del que dicen que existe, no le ha visto ninguna persona que exista hoy en día. 
Y no, no me siento inferior a nadie, pero tampoco superior. Nadie es más que nadie, ni menos. Todos somos personas, mejores o peores, buenas o malas, con sentimientos o no, pero personas, quizá algunas tengan que rectificar más que otros, pero al fin y al cabo, todos vivimos la misma mentira que es la vida.
Perdonad que os diga que tengo unas ganas tremendas de vivir, de reír, de saltar, de que la felicidad llame de una vez a mi puerta. Tengo demasiadas ganas de todo, pero muy pocas fuerzas, muy poca energía. Podría asegurar que vuelvo a caer en una de mis repentinas 'crisis emocionales' y ¿por qué? Me pregunto. Y todo esto viene a que me faltas, me faltas tú y no consigo llenar este vacío, tampoco he intentado llenarlo. Pienso que nadie es capaz de llenarme tanto como tú, que nadie está tan hecho tan a mi medida. ¿Todavía no te has fijado en que no sonrío con la misma intensidad como cuando eras tú el causante de mis sonrisas? Lo siento tanto, pero es que te debo tanto, que siempre estaré en deuda contigo.
Quiero que sepáis, todas y cada una de las personas, que nunca es tarde para levantarse y gritar bien alto: ¡Hoy voy a ser feliz, porque nadie se lo merece más que yo!
Siento la molestia, muy buenas noches.