25.6.12

But the nights can't hide the days.

Dejándolo todo en tus manos me fui. Pobre de mí. Qué ingenua. No supe ver la realidad, ni tus ganas de huir. Aquella pequeña manía tuya de no dar explicaciones por nada pasó desapercibida arrasando con todo, ni las ganas de seguir dejó. Tuve como opciones luchar o perderte para siempre y escogí las dos. Luché, quizá de mala manera, pero la desesperación y la rabia reinaban en mi interior, y aún así te perdí.
Tuve que actuar como una desconocida, guardando nuestra historia en algún viejo cajón y forzando miles de sonrisas ante cosas que solo me sacaban lágrimas. Continuaba sin saber que decir y que cara poner cuando escuchaba tu nombre. 
Tomaste tantas decisiones por ti solo, sin pensar en las consecuencias que vendrían después, y yo, ¿qué? Hiciste conmigo lo que quisiste y llegué a un momento en el que tuve que pararme, dar vueltas y más vueltas hasta darme cuenta de que a mi alrededor no estabas tú y cogí los pedazos de mi corazón y salí corriendo, sin importarme lo que dejaba atrás, igual que hiciste tú, igual que haría toda persona en su sano juicio.